La jornada de presentación de resultados del Proyecto HAGRO contó con la intervención de Ignacio Gómez Lucena, investigador de la Universidad de Córdoba, quien expuso las principales conclusiones extraídas de los últimos años de investigación en el uso de aguas regeneradas para riego, así como los retos que deben afrontarse para consolidar su implantación en la agricultura andaluza.
Gómez Lucena repasó la trayectoria de proyectos como Reutivar, Reutivar 2.0 y HAGRO, todos ellos impulsados desde el Grupo de Ingeniería Hidráulica y Riegos de la Universidad de Córdoba, que han permitido testar, perfeccionar y validar herramientas y modelos para un uso seguro y eficiente de las aguas regeneradas en el regadío. En este sentido, destacó la importancia de los avances en fertirriego de precisión con agua regenerada, así como del modelo NITRINET, que permite simular la variabilidad de la calidad del agua en redes de riego presurizadas y anticipar riesgos asociados a la nitrificación.
El investigador señaló que el contexto normativo europeo, especialmente el Reglamento 2020/741, marca un marco exigente pero necesario para garantizar la seguridad sanitaria y medioambiental. Sin embargo, advirtió de que persisten retos significativos, como la aceptación social y de los agricultores, la viabilidad económica de los proyectos, la recuperación y distribución justa de los costes o la armonización normativa entre países europeos, que podría incluso generar barreras comerciales si no se resuelve adecuadamente.
Entre los desafíos clave, Gómez Lucena subrayó la necesidad de entender las aguas regeneradas como parte esencial del mix hídrico andaluz, en combinación con aguas superficiales, subterráneas, desaladas y trasvasadas. Además, apuntó que se necesita tiempo y evaluación a largo plazo para consolidar la confianza en esta alternativa, al igual que se requiere eficacia normativa y soporte técnico continuado.
Para concluir, el investigador destacó que proyectos como HAGRO han supuesto un paso adelante al proporcionar herramientas digitales que facilitan la elaboración de los Planes de Gestión del Riesgo, pero insistió en que «el futuro de las aguas regeneradas pasa por un enfoque integral, que combine tecnología, normativa clara, participación de los agricultores y sensibilización social».